Je souhaite d’être mort.
Desnuda sobre el mármol blanco, dejaba que el agua gélida la golpease con fuerza. Sus ojos estaban abiertos, su piel mojada y su cabello caía en mechones empapados y desordenados sobre su rostro y su espalda. Se abrazaba con fuerza las piernas, sintiéndose incapaz de moverse.
Porquoi je ne suis pas mort?
Agua, todo su cuerpo estaba envuelto en agua. Era su destino. Su abuela Aurore le contó una vez que, según las leyendas, la familia de su madre, la familia Dulac, estaba emparentada con las sirenas. Sólo era una leyenda, pero de algún modo, su sangre estaba ligada al agua. Deneb recordaba a su madre, buceando en el lago con un vestido verde y movimientos elásticos. Parecía fundirse en el lago. Recordaba su pelo rizado y rubio, como algas coronando sus ojos azul mar. Recordaba tratando de matarla ahogándola en las aguas frías… Sí, su sangre estaba destinada a morir bajo el agua.
Je veux être mort.
Quería llorar, pero sus ojos parecían estar muertos. Quería gritar, pero era incapaz de mover sus labios. Estaba paralizada mientras el agua caía sobre ella. La había matado. Había matado a una pobre mujer que lo único malo que había hecho era nacer en la familia equivocada. “Ni siquiera quería participar en esta guerra. Era inocente, no había hecho nada y ahora esta muerta. YO la he matado. ¿Por qué no me negué? ¿Por qué no dejé que me matasen a mí en su lugar? Cobarde, cobarde, COBARDE. Asesina. Traidora. Sucia. Cobarde.”
Porquoi je n’ai pas été capable de mourir pour elle ?
Podría engañarse diciendo que no hubiese tenido otra opción. Su prima Bellatrix había ordenado que fuese ella quien la matase, para probar su lealtad. Bellatrix la hubiese matado si ella se hubiera negado. Ojalá lo hubiese hecho. Siempre hay otra opción. Pero pensó en él, que estaba sólo, y que siempre lo estaría si ella no volvía. Pensó que era posible que esa soledad acabara con las pocas ganas de vivir que pudiera tener y acabase saliendo a la luz, entregándose. Y, ¿para qué negarlo? No fue capaz de morir porque tenía demasiadas ganas de volver a verle. Le quería, sí, le quería. Pero no era justo arrebatar una vida por volver a estar con él. Se odiaba.
Je méritais être mort.
No merecía seguir respirando. Era una asesina. Cogió su varita y se apuntó con ella a la sien. Seguía siendo incapaz de llorar.
-Adava…-Su voz era un susurro ronco, un murmullo oculto por el llanto del agua contra su piel.-Adava Kedabra.
Nada. Su varita permaneció inmóvil. Como cada vez que un hechizo no le salía. Inútil hasta para morir. Sintió cómo el llanto le oprimía el pecho y la garganta y repitió con más fuerza.
-¡Adava Kedrabra!
Las gotas seguían empapando su cuerpo y ella seguía viva. Ahogó un sollozo. ¿Por qué había podido matarla a ella y era incapaz de quitarse una vida que no merecía?
-¡Adava…!
Rompió a llorar. Dejó caer la varita y se abrazó con fuerza las piernas, apoyando la frente en sus rodillas.
Porquoi je ne peux pas être mort?
Parce que je l'aime. Parce que j'en veux de vivre pour lui.
Lloró hasta vaciarse. Hasta que de sus ojos dejaron de fluir lágrimas. Tiritaba, con la piel de gallina y los labios amoratados por el frío. Pero no era suficiente.
Que no pudiese acabar con su patética vida no quería decir que no pudiera, que no debiera castigarse.
Apuntó nuevamente, con más decisión, con su varita a su pecho.
-¡Crucio!
Y gritó, su voz desgarrada, amortiguada por la dulce melodía de las gotas de agua. Gritó una y otra vez, castigándose sin descanso hasta perder el sentido. Hasta que su cuerpo se quedó inerte, desmadejado, cómo el se una muñeca que una niña cruel hubiese desnudado y tirado de cualquier forma en una cuna de agua.
Comme si j’étais mort.
Si te murieras... yo también lo haría.
ResponderEliminarEres la única razón que tengo para seguir respirando.
Te ama
R.A.B.