Estoy agotada. Siento como si cada parte de mi cuerpo pesase como el plomo. Incluso mis pensamientos vagan a la deriva, inconexos, confusos… Cuerpo cansado, mente cansada y ojos muy abiertos en la oscuridad de nuestro dormitorio.
Je ne peux pas dormir.
No puedo cerrarlos. Si lo hago, todos los fantasmas que se esconden en la oscuridad de mis recuerdos me atacarán sin piedad. Et j’ai trop, mon ciel! Sé que me merezco que lo hagan, pero me dan miedo. Así que cuando sé que esperan a que me duerma para torturarme lucho días y días contra el sueño hasta prácticamente caer inconsciente de agotamiento. No es un buen plan, pero es el mejor que tengo.
Je ne veux pas dormir.
Además, no quiero cerrar los ojos porque si lo hago dejaré de verte. C’est m’effraie plus que des fantômes. Me gusta mirarte mientras duermes. Me gusta que tus dedos se muevan por mi hombro y me espalda sin que tú te des cuenta. Me gusta que murmures cosas que no entiendo, y el sonido constante y tranquilizador de tu respiración. Tu est si douce… Un enfant. Mon enfant.
Je ne peux pas dormir.
Duermes a mi lado. Debe de ser un sueño calmado. Entre sueños, te giras dándome la espalda. Suspiro, mirando el techo. Estoy cansada, pero no puedo dormir. No quiero. Me asusta, y yo nunca he sido capaz de enfrentarme a nada que me asuste, sólo una vez. Sólo por ti.
Je ne veux pas dormir.
Me levanto. Mi camisón está en el suelo. Lo recojo, junto a tu camisa, y lo pongo en la cesta de ropa usada, antes de abrir en silencio la cómoda y elegir otro, suelto y vaporoso, con manga larga que me proteja del frío. Si estuvieras despierto te reirías de mí, je sais. Sí, soy un poco maniática en cuanto a la ropa. Te encanta meterte conmigo por la cantidad de vestidos, zapatos, túnicas y prendas de ropa que tengo cuidadosamente ordenadas en el ropero. Y por mis cerca de treinta camisones, todos blancos, pero todos diferentes. “¿Para qué, Wendy? Total, yo soy el único que te ve, y me gusta más verte sin nada de eso.” Finjo estar enfadada y, entre dientes te siseo respuestas del tipo: “C’est son des choses que les garçons sont trop bêtes pour comprendre.” Respuestas que no comprendes, pero te hacen reír. En realidad, me da igual que nadie más que tú me vea, eres la única persona que me importa en el mundo, y sé que en el fondo si que te gusta mi forma de arreglarme. Tú también sigues vistiéndote de forma elegante. Y ¡que demonios! Soy una Black, y además francesa. Llevo en la sangre ser vanidosa.
La vida es a veces demasiado agradable en Nunca Jamás, ¿no lo piensas nunca, mi querido Peter? Tengo miedo de que todo esto sea un sueño. Pero ahí están mis pesadillas, demostrándome que no lo es. Debería estarles agradecida.
Je ne peux pas dormir.
No hay nada que recoger, nada con lo que mantener mi mente ocupada. Me siento frente al tocador y me peino más por hacer algo que por ninguna necesidad real. Mi pelo cae en ordenados y suaves mechones castaños por mis hombros y mi espalda. Me levanto. Vago por nuestro dormitorio. Finalmente salgo al balcón y me apoyo en la barandilla, contemplando las estrellas.
Mi padre no me las enseñó, no tenía tiempo. Fue mi abuela Aurore quien pasó pacientes noches conmigo, señalando el cielo y diciendo sus nombres y sus historias. La de mi abuelo, la de mi padre, la del cisne, la mía.
-Et la tienne?
-Je suis l’aube, ma fille.
Ahora mi mirada busca la tuya, mon amour, en la constelación del león. No estamos muy lejos. No se porqué, ese pensamiento siempre me anima.
Je ne veux pas dormir.
-¿Deneb?- Me giro al escuchar tu voz y sonrío ante tu expresión confusa y adormilada. Me parece irresistiblemente tierno que te hayas desvelado al no encontrarme a tu lado. Te estiras y vienes a mi lado, rodeándome la cintura con tu brazo.- ¿Qué hora es?
-Muy tarde. O muy temprano. No lo sé.
-¿Problemas para dormir?-Asiento con un gesto.-Ven aquí…
Me abrazas. Con fuerza y suavidad. Me encanta que lo hagas. Nos fundimos. Mis manos recorren tus brazos y tu espalda. J’adore, je t’aime de tout mon coeur. Nuestros labios se encuentran. En algún momento dejamos que nuestros cuerpos tomen las riendas y nuestras mentes se retiran para no entorpecer ni la más mínima sensación. Je t’aime, y nada más me importa mientras nos sumergimos en un mar de caricias y besos ardientes.
Me alzas en brazos, como si no pesara, como si fuera una muñeca que tiendes con cuidado en la cama. Mi camisón vuelve al suelo y esta vez tú no llevas apenas ropa que pueda quitarte. Embrasser, grignotage, caresser, gratter. Quelque chose se passe dans l’amour. Haces que grite y gima, y disfrutas escuchándome. Jadeas y me encanta ser capaz de alterar tu respiración y tu pulso. Atrapo el lóbulo de tu oreja con mis labios y lo acaricio con mi lengua antes de susurrarte:
-Je t’aime.
Te estremeces. Aceleras el ritmo, haciendo que pierda la cabeza y deje de ser capaz de pronunciar ninguna otra palabra. Giras, colocándome arriba. Me apoyo sobre tus hombros. Chaque centimètre de ta peau brûle. Tu brûles. Tu me fais brûler.
Je crie. Arqueo mi espalda, volviendo mi rostro hacia el techo. Me falta aire. Noto tu cuerpo completamente en tensión bajo el mío. Nada. Todo. Douce mort.
Borras todo de mi mente. Sólo se que te amo, que te quiero con cada resquicio de mi alma. Y nada más importa.
Me dejo caer en tu pecho. Me abrazas. Mis dedos recorren tu torso desnudo. Si pretendías agotarme lo has conseguido, hasta el punto que ni siquiera puedo decírtelo. Sé que estás esperando a que me duerma primera, así que cierro los ojos y empiezo a respirar lentamente. Me encanta que me sigas acariciando el pelo cuando crees que ya estoy dormida, que me beses en la frente, que suspires…
Sólo vuelvo a abrir mis ojos cuando ya se que estás dormido de nuevo.
-Je t’aime.-Susurro, y medio sonríes en sueños.
Je ne veux pas dormir.
Ma vie, no me gusta que no duermas.
ResponderEliminarSabes que si los fantasmas osan atacarte, yo te defenderé, mi dulce dama...
Aunque debo reconocer, que aunque esté mal que yo lo diga, adoro hacerte "cansar" de esa forma.
Te amo, mon coeur
R.A.B.