Una explosión hace que todo se estremezca. Las paredes de la guarida subterránea tiemblan y mantenemos el equilibrio a duras penas. Me aseguro de que Ferb esté bien antes de seguir registrando cada habitación. Tengo que poner a salvo a mi padre, tengo que advertirle de que han localizado este sitio y están a punto de hacerlo volar por los aires.
"Abrirán un túnel hasta él. Lo gasearán y luego… Fuego." Había dicho Ferb, después de hacer que le diese mi palabra de que me acompañaría.
Me arrepiento a cada segundo de haber cedido, aunque él me haga una señal de que está perfecto. Él es demasiado brillante. Demasiado valioso. Yyo no puedo no podemos permitir que le pase nada.
Me arrepiento a cada segundo de haber cedido, aunque él me haga una señal de que está perfecto. Él es demasiado brillante. Demasiado valioso. Y
Todo vuelve a vibrar y nos apoyamos a la pared para guardar el equilibrio. Las perforadoras se lanzan cada vez más violentamente contra las paredes. Mi padre. Ferb. Mi padre. Ferb. Tic. Tac. Tic. Tac.
Tengo que darme prisa si de verdad quiero salvarlos.
-¡Vanessa!
El dispositivo de mi muñeca, que hasta ahora parecía inutilizado, me trae la voz de mi padre.
-¿Dónde estás? Papá, tienes que salir de…
-¡Estoy fuera, Vanessa! ¡Sal de ahí, escap…!
La transmisión vuelve a cortarse y miro consternada a Ferb.
-No se como lo ha sabido, pero ya esta a salvo.
Todo esto para nada… A veces me siento tan estúpida que me abofetearía. Él parece intuir lo que siento por que se acerca a mí con una mirada tierna que evito antes de que me vuelva débil. Y estúpida. Y haga cosas de las que luego me arrepienta. Cosas que no están permitidas como tomar su mano y disfrutar de la sensación que su piel me transmite. Como olvidar que es menor. Como besar
BASTA.
¡Céntrate!
-Ha debido de irse por los dispositivos de emergencia. Instaló tres cabinas en la zona norte. ¡Tenemos que ir hacia allá!
Ni siquiera espero a que me conteste. Abro el camino y él me sigue, obediente.
-Vanessa…
-Dime.
-Es imposible saberlo todo. Y arriesgarse por alguien que quieres es… Noble.
Suelto una carcajada.
-Yo no soy noble en absoluto. Y morir por alguien en una situación como esta… Es absurdo.
-O una prueba de amor.
Abro la boca para contestar pero esta vez la sacudida nos tira al suelo antes de que unas vigas caigan cobre nosotros. Me incorporo ignorando el dolor lacerante del hombro y de mi rodilla izquierda para buscar a gritos a Ferb.
Ferb.
Que este bien.
El corazón me late tan fuerte al descubrirle tirado contra el suelo, bajo las vigas que ni siquiera me escucho gritar su nombre.
Qué esté bien
Sangre en su cabeza. Sangre cubriendo en parte su rostro.
¡Por favor, que esté bien!
Está consciente. Vagamente consciente, pero sus ojos me miran con lucidez y eso me alivia lo suficiente. La sangre contrasta con fiereza con el pelo verde del que mana, cayendo sobre su rostro. Pero suspiro al comprobar que la herida no es profunda ni grave, sólo llamativa.
Y ha perdido mucha sangre. Empujo las vigas que le cubren. Tengo que sacarle una que se le ha clavado en el muslo y detener la hemorragia con mi cinturón. Su sangre me hace sentir extraña.
-¿Puedes ponerte en pie?
Lo intenta, aturdido, pero tengo que ayudarle.
Cargo su peso sobre mi espalda. Me cuesta llevarle a pesar de que es delgado. Mi rodilla se queja a cada paso. Por algún motivo, su respiración en mi nuca me pone nerviosa y me gusta al mismo tiempo. Noto como me pone la piel de gallina, y cuando se recuesta sobre mí luchando contra la inconsciencia y sus labios se posan en mi hombro me recorre un escalofrío.
Olvidar.
Olvidar y seguir caminando.
Trato de disimular los jadeos, pero pesa, mi pierna me duele y el tiempo se nos acaba.
-Gas.-Mustia él. Y yo también soy consciente de que empiezo a olerlo.
Así que me apresuro, llego a la sala de evacuación y entro en ella soltando un suspiro de alivio. Suspiro que se congela en mis labios.
Tres cabinas. Mi padre esta fuera. Y demasiado tarde comprendo que fue él quien lo sacó de aquí. Su eterno y adorado Némesis.
Y ahora sólo queda una. Demasiado pequeña, demasiado estrecha para poner a salvo a dos personas.
Ferb empieza a incorporarse y yo atravieso la sala antes de que pueda recuperarse y darse cuenta de los dos compartimentos vacíos. Me zafo de él y le empujo contra la cabina. Mi brusquedad hace que se espabile.
-Vanessa… Hay mucho gas.
-Lo sé.-No me detengo y empiezo a cerrar los cinturones en torno a su cuerpo, a acomodar su cabeza bajo el casco acolchado, a comprobar los cierres. A atarle firmemente.
ÉL me detiene.
-Date prisa.
Asiento, perdiéndome en sus ojos verdes. Porque ya no tengo miedo. Porque ya no tengo porqué ocultar nada. Es mi decisión. Quiero que él viva, aunque yo tenga que morir para eso. Y si tengo que morir, antes quiero…
Me acerco a él, con una suavidad a la que no está acostumbrado. Le beso con ternura, lentamente. Pero él no responde. Él aún está preocupado por el tiempo, por el gas. Aparta sus labios de los míos.
-Queda poco tiempo.
-Tienes razón.
Pero me cuesta demasiado apartarme de él. Si él supiera que no espero vivir no hubiese interrumpido el beso, estoy segura. Pero el no lo sabe y me ha dolido.
Cierro su compuerta, y le sonrío ensimismada a través del cristal. Él me apremia con un gesto a que suba a otra de las cabinas, y al hacer el gesto sus ojos las buscan. Y es entonces cuando se da cuenta.
Mi pobre genio.
Cuando se da cuenta, demasiado tarde, que sólo queda una que es la que él ocupa.
El olor a gas es demasiado fuerte. Noto calor y me cuesta respirar. Él no va a pulsar el botón así que soy yo la que programa la expulsión.
Me mira, aún demasiado sorprendido para hacer nada. Yo río.
-Se nota mucho que no estás acostumbrado a que te engañen.
-¡Vanessa!
Lucha inútilmente contra los cinturones que he apretado a conciencia. Aún está mareado y torpe. Yo sigo observándole. Quiero seguir mirándole. Ojalá su rostro no tuviese esa expresión tan desesperada. Ojalá no estuviese manchado de sangre. Aún así… Aún así es guapo. Siempre me ha gustado.
-¿Sabes? Creo que tenías razón. O eso quiero creer.
-¡SACAME DE AQUÍ!-Brama, retorciéndole.
-Creo o quiero creer que morir por alguien en una situación como esta no es tan estúpido. No me siento estúpida. Tenías razón, Ferb.
-¡VANESSA, NI SE TE OCURRA!
Libera una de sus manos. Demasiado tarde. Golpea con ella el cristal y yo extiendo la mía sobre la suya, como si pudiese tocarle.
-No es estúpido. Es una prueba de amor. Y yo…
Tomo aire, cierro los ojos, pero entonces los abro. Quiero mirar los suyos mientras pronuncio en voz alta lo que he estado negando tantos años. Él me mira expectante, aunque respira agitadamente. Y tiene un brillo de dolor y de derrota en sus profundos ojos verdes. Sabe que no puede hacer nada.
Y se bloquea, porque no puede asumirlo. No es capaz de asumir que esta vez no tiene la solución. Que no puede construir nada que me salve con su llave inglesa. No puede asumir que esta vez no puede hacer nada más que dejarse salvar.
Y se bloquea, porque no puede asumirlo. No es capaz de asumir que esta vez no tiene la solución. Que no puede construir nada que me salve con su llave inglesa. No puede asumir que esta vez no puede hacer nada más que dejarse salvar.
Su mano se extiende contra la mía, separadas por el cristal que le salvará la vida
Y me alegra mucho, demasiado, que sea así y no al revés. Qué él esté a salvo.
Porque yo...
-Yo...
-Yo...
Nunca he sido capaz de reconocer cuánto
le quiero
me importa.
¡LE QUIERO!
Sí. Suspiro cuando la barrera se cae y sonrío a su rostro angustiado.
-Te quiero, Ferb.
Sus ojos brillan. Hay lágrimas que caerán por sus mejillas de un momento a otro. Abre sus labios pero con un violento zumbido que me empuja hacia atrás su cabina sale despedida llevándose consigo lo que más quiero en el mundo para ponerlo a salvo, dolorosamente lejos de mí.
Y antes que pueda suspirar su nombre, una explosión de fuego me impacta despiadadamente, devorando mi ropa, mi pelo, mi piel en una abrasadora mandíbula de cientos de feroces dientes rojos.
No te preocupes. A veces, entregarse a la muerte es sólo una prueba.
Una prueba de amor, Ferb.
Una prueba de amor, Ferb.
Jamás te pedi una prueba.
ResponderEliminarNi siquiera queria que me lo dijeses.
Ya lo sabía.
Siempre lo supe.
Te quiero.
F.F.