domingo, 2 de octubre de 2011

Luz y oscuridad.



Me había hablado tanto de él que me moría de curiosidad por conocerle.

No se que esperaba. Nada, en realidad. No soy capaz de hacer planes ni a predisponerme a nada. Mi familia siempre me echaba en cara que no fuese capaz de pensar en el futuro. Yo creo que si te preocupas por el futuro no disfrutas del presente. Y el presente es todo lo que tenemos, ¿no?

Había demasiadas cosas que me gustaban de Wolfy, pero la que más me conmovía en el fondo era que él nunca se avergonzaba de mí. Mientras mi familia había decidido ocultarme como si fuese una criatura vergonzosa y deshonrosa, Wolfy me llevaba de la mano a todas las fiestas o representaciones a las que iba, y no dudaba en presentarme como su prometida sin el mínimo reparo. Eso, y sus desestabilizad económica hacía que mi familia lo viese con cada vez peores ojos.

No me importaba. Nunca me ha importado demasiado lo que piense la gente. Sí, mamá, soy así de egoísta. Y quiero a Wolfy demasiado como para que me preocupe donde viviremos o qué comeremos. No quiero lujos. Le quiero a él.

-¡Esta aquí!-Me susurró al oído, apretando nervioso mi mano.

No teníamos secretos. Esos secretos que hubiesen roto muchas otras parejas a nosotros nos unían más. Así que por supuesto que sabía a quien se refería, y traté de averiguar quien era de entre toda la gente que nos rodeaba. Él rió.

-Ven, Stancie. ¡Voy a presentaros!

Tiró de mi mano y fuimos esquivando personas a través de la sala, hasta detenernos hasta un hombre alto, moreno, de espaldas a nosotros.

-¡Antonio!-Exclamó Wolfy feliz, y este se giró con una ligera expresión de fastidio.

-Tú…

-¡Quería presentarte a mi prometida!

-Encantada.-Reí haciendo una reverencia, sin apartar los ojos de la oscuridad de los suyos.
 
-Debes de ser Constanze…

Alguien reconoció a Wolfy y le apartó de nosotros, hablándole sobre su último concierto. Y de pronto me quedé a solas con el famoso Salieri, que tenía unos ojos demasiado profundos para sostenerle la mirada, y sin embargo era incapaz de apartarla de ellos.

-Wolf me habla mucho de vos.-Balbuceé, nerviosa, sin saber porqué.

Arqueó ligeramente las cejas. Era atractivo. Me sacaba algunos años, pero era de ese tipo de personas que los años le dan misterio y sabiduría en la mirada, sin causarle ningún deterioro. Tenía algo que imponía, y mucho. No era su altura, que ayudaba. Más bien el abismo de sombras que entreveía a través de sus ojos. Su mirada era demasiado intensa, demasiado solemne.

-Por lo que parece Amadeo te quiere mucho.-Murmuró.

No supe como interpretar sus palabras. ¿Había quizá amargura en su voz deliciosamente grave? Era una voz oscura, tan oscura como su mirada. No podía evitar preguntarme cuántas sombras mecían su alma.

Supe porqué Wolfy se sentía tan atraído por ese hombre. Más allá de su aura magnética. Wolfy era pura luz, la estrella más brillante. Deslumbraba tanto que a veces su propia luz le cegaba igual que nos cegaba a los que le rodeábamos. Antonio era la más profunda oscuridad. Un melancólico mar de sombras, calmado y misterioso.

Luz y oscuridad.

Por primera vez, quise decir algo pero no encontraba palabras. Quise sonreír pero no podía. No podía dejar de mirarle. Él tomó mi mano y todo mi cuerpo tembló, mientras el la sostenía, examinando el anillo con forma de margarita que Wolfy me había regalado al anunciar oficialmente nuestro compromiso. Su piel, al contrario de lo que esperaba, era cálida. Cálida y suave.

-Cuida de él.

Asentí torpemente. Antonio se llevó mi mano a los labios, depositando y beso cortés sin apartar la mirada de mis ojos, haciéndome estremecer. Sentí un escalofrío. Me hizo una leve inclinación, dejando caer mi mano y se marchó dándome la espalda. No me hubiese resultado extraño descubrir dos largas alas negras tras sus hombros.

-¿Stancie?

Wolfy me rodeó la cintura con su brazo, trayéndome de vuelta a la realidad.

-Se ha ido.-Murmuré. El rió, acariciándome el pelo. Haciendo que sonriese de nuevo.

Mi luz y mi oscuridad.

-¿Y bien? ¿Qué te parece?

-Que te entiendo perfectamente.

Él rió de nuevo, y yo me uní a su risa, abrazándole. Le necesitaba. Necesitaba a mi luz.

1 comentario:

  1. Yo tu luz? Eres consciente de lo que dices.

    Soy un genio que se hunde en la oscuridad si no te tiene...

    Porque aquí tu eres la verdadera luz..

    TE QUIERO!!

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