Dios mío.
No te quedes quieta.
Haz algo.
¿Qué? No importa. Nada puede ser peor que quedarse quieta.
A si que muévete.
MUÉVETE.
Bien eso es.
Aparta la vista de LA SANGRE todo ese desorden. Muy bien. Sigue moviéndote. ¿Al jardín? Perfecto. Pero no
dejes que nadie te vea así, tienes las manos y el vestido ROJOS manchados. ¿Ha gritado? Creo que no. Has sido rápida. Aguantaste un golpe, se lo devolviste y cuando él te lanzó contra la mesa cogiste ese cuchillo y…
Fue rápido.
¡Ey! ¿Vas a llorar?
No, no llores.
Esta bien. Si no puedes aguantarlo esta bien. Llora, pero en voz baja.
Que nadie te escuche.
Por que ahora nadie va a ayudarte.
Estás sola. Sí. Lo siento.
Sola.
S
O
L
A
Y asustada.
Es normal. Puedes llorar un poco más.
¡No! Eso si que no. No te sientas culpable.
Era tu vida o la suya.
Con tiempo, él te hubiese matado. Lo sabes.
Sí, es duro. Y va a ser más duro todavía. Así que deja de llorar.
Ya.
En pie.
Eso es. Tienes que ser fuerte.
No tienes a nadie. No tienes nada. Pero no importa. ¿Sabes por qué?
Te tienes a ti misma. Por primera vez eres libre. Nadie te va a marcar el camino. Y puede ser maravilloso si eres fuerte. Ya verás. Al no tener nada tienes algo con lo que pocos pueden soñar. El firmamento sobre tu cabeza. El mundo bajo tus pies. Los mares interminables.
Eso es. Sonríe. ¿Recuerdas tus sueños de niña?
¿Recuerdas tus sueños del mar?
Hazlos.
Huye.
No puedes ocultar el cadáver. Todos sabrán que has sido tú.
Déjalo.
Límpiate su sangre. Cámbiate la ropa. Vete.
No vuelvas.
Olvida a todos. Olvida todo.
Se libre.
Se tuya.
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