miércoles, 28 de diciembre de 2011

Je t'aime

Duermes.

Moviéndome con cuidado para no despertarte, dejo mi libro sobre la hierba. La brisa del mar refresca la cálida tarde de verano. El sol juega a mezclar rojo y oro en su luz para pintar colores infinitamente bellos en el cielo, colores que el mar refleja. Es tan hermoso que me gustaría que lo contemplases.

Pero duermes en mi regazo, y sonrío acariciando lentamente los mechones oscuros de tu pelo. Están desordenados y suaves, como plumas de cuervo. Murmuras algo entre sueños y sonríes cuando te abrazo.

Duermes.

Velo tu sueño.

El viento nos acaricia. El mar arrulla tus sueños.

Susurro una nana.

Y me doy cuenta de que, no es que sea feliz. Es que jamás había imaginado que una felicidad así pudiera existir. Me doy cuanta de que no quiero nada más. No deseo nada más. Este momento es perfecto y lo atesoro en mi corazón.

Lo que me hace tan feliz, lo que llena mis vacíos y cubre todas las cicatrices de mi corazón no son los momentos en las que la pasión nos hace perdernos a nosotros mismos en el cuerpo del otro. Si no ese mar de amor calmado y profundo que nos mece en cada momento, que rodea nuestras vidas, que llena tus sueños mientras yo te canto.

Regulus Arcturus Black, 

Te quiero con cada resquicio de mi existencia.

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