miércoles, 2 de mayo de 2012

Chef



Nuestra vida parece completamente complicada pero en realidad se reduce a algo muy simple: Sobrevivir.

Al menos ese es mi caso. Teclas aspira a algo mas alto, mas digno, desafiar a los que nos han controlado, luchar por una libertad verdadera, desarrollar nuestra (blablablaetc). A veces me pregunto porque sigo a su lado, cuando lo unico a lo que yo aspiro en esta vida es permanecer en ella el maximo tiempo posible, y mis posibilidades de hacerlo aumentan si me alejo de su rumbo. Pero supongo que Teclas es la unica persona que conozco. La unica persona a la que he conocido de verdad en mi vida. Y es terco, le encanta discutir, puede sacarme de mis casillas, es orgulloso, excentrico, ligeramente borde, prepotente... Pero quitando eso es un chaval divertido.

Se acaricia la barbilla ausente, totalmente absorto con lo que sea que este haciendo con el ordenador. Tiene rasgos dulces para ser un chico que lleva toda su vida en una escuela donde nos ensenan a matar. No me dejo engañar en ningun momento. Por muy divertido que sea, por muy bien que lo pasemos juntos nunca pierdo de vista el hecho de que tras su inofensiva apariencia tiene la inteligencia y el potencial fisico para aniquilar a un peloton de soldados. Y, por despistado que parezca, esta siempre con los cinco sentidos alerta, como demuestra al reirse sin ni siquiera levantar la vista del teclado.
-De verdad vas a comerte eso?
Termino de cerrar mi sándwich de mermelada, queso de cabra, cebolla caramelizada y pepinillo. Cualquier otra persona se preguntaria como sabe lo que estoy haciendo cuando apenas he entrado en su campo visual y el ha estado trabajando aparentemente absorto. Pero yo simplemente sonrio, sentandome en el sofa que queda a sus espaldas.
-No tienes ni idea de lo que te pierdes. Deberias ampliar fronteras mas alla de la mantequilla de cacahuete.
-Estoy bien con eso, gracias. Ya tuve bastante comida sana durante 17 años.

Le entiendo, aunque yo, por mi parte,  no puedo parar de descubrir combinaciones de sabores nuevos. Es increíble la cantidad de cosas que nos han negado todos estos anos. Doy un gran mordisco cerrando los ojos.

-Cuando tenga una nueva identidad, tendre un restaurante.-Murmuro extasiada, saboreando mi creacion.
-Serviras tostadas de mantequilla de cacahuete para mi?
-A ti no pienso dejarte entrar con esas pintas. Va a ser un restaurante con mucha clase.
-Iré con esmoquin.
-No te imagino con esmoquin.
-Pues me queda de muerte.-Contesta despegando un segundo la vista de la pantalla para lanzarme una amplia sonrisa de autosuficiencia.
-Sigues teniendo pinta de perdedor con esas gafas.
-Las gafas no pienso cambiarlas, pero puedo peinarme con gomina y raya al medio.
-Entonces ya veremos si estas a la altura.
-Pecosa, nací estando a la altura. Y no he parado de seguir mejorando desde entonces.-Toma una pausa para beber un sorbe de Dr Pepper.-Soy el puto amo.
-Esta bien que te lo recuerdes varias veces al dia.
-Por eso lo hago. Oye, puedes empezar a recoger tus cosas mientras terminas el sandwich?
-Si, algun problema?
-Han detectado mi posicion. Tenemos unos cinco minutos antes de que se presenten aqui el alegre club de las metralletas.
-No pienso recoger tu desorden.
-Te lo he pedido?-Responde sonriéndome mientras cierra el ordenador.

Estar perseguidos por sicarios es ya tan habitual que ni siquiera nos ponemos nerviosos. Tenemos tiempo, experiencia y, lo mas importante. Sabemos que, no importa quien venga. Las mejores maquinas de matar somos nosotros mismos.

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