domingo, 18 de abril de 2010

Condena

Condena.

La noche lucía
sus ropas más negras,
su manto escondía
todas las estrellas.
Los lobos aullaban
a la luna llena.

En la vieja torre
sangraba de pena
el corazón roto
de una doncella.
Su amor la olvidó
pero ella aun le espera.

La muerte llegó,
dulce y placentera,
pero ella no pudo
romper su promesa:
Su cuerpo en la tumba
su alma se queda.

En los corredores
y frías escaleras
se oyen los lamentos
de la dama muerta.
Y vaga llorando
su eterna condena.

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